Su alto contenido en fibra, bajo aporte calórico y la gran proporción de agua hacen de la nectarina una fruta idónea para el verano.

Sea un cruce de frutas provocado por el hombre o una mutación natural, la nectarina se ha convertido en una de las frutas por excelencia del verano, ya que tiene un alto poder depurativo del organismo a la vez que nos aportan muy pocas calorías.
La nectarina tiene un sabor singular y diferente al resto de frutas, de ahí su nombre, que hace referencia al néctar y a la dulzura especial de esta variedad. En cuanto a su valor nutricional es muy parecido al melocotón, con algunas diferencias. “Al igual que el melocotón es una fruta con poder antioxidante y muy digestiva. 100 gramos de porción comestible nos aportan alrededor de 50 Kcal, contiene 10 gramos de hidratos de carbono, 0,9 gramos de proteínas y solamente 0,10 gramos de grasas, además su contenido en agua es de 87 gramos” explica la nutricionista Marta Sanz.
Si incorporas nectarinas a tu dieta habitual verás que mejora el tránsito intestinal y puede mejorar los casos de estreñimiento o prevenirlos. “Las nectarinas contienen 2,2 gramos de fibra, sobretodo insoluble predominando la pectina. La fibra insoluble nos ayuda a mejorar el tránsito intestinal, evitando el estreñimiento y nos protegerá frente al cáncer de colon a prevenir enfermedades cardiovasculares”, explica Sanz.
Las nectarina destaca por su contenido en vitamina C (37 mg) y beta-carotenos (40,20 mg) , estas vitaminas son las responsables de la actividad antioxidante que nos aportan las nectarinas. Los carotenos son necesarios para mantener en buen estado la piel y las mucosas. También es importante para mantener una correcta visión, ya que la refuerza, y para evitar la pérdida de audición. Además su consumo nos ayudará a reforzar el sistema inmunitario.

¿Cómo elegir las mejores nectarinas?
Existen diversas variedades de nectarina aunque todas ellas se caracterizan por un sabor dulce y un poco ácido. Podemos clasificarlas en dos grupos: con pulpa blanca y con pulpa amarilla o anaranjada.
La nectarina es una fruta muy frágil. Se deben elegir ejemplares de piel lisa y brillante que se muestren firmes aunque ligeramente flexibles al tacto. Una excesiva dureza puede indicar que no han madurado lo suficiente o que la pulpa no es muy jugosa. Además, debemos tener en cuenta que el contenido de azúcar de las nectarinas no aumenta una vez que han sido recolectados, por lo que es importante escogerlas bien maduras y aromáticas.
Una vez en casa las nectarinas se deben manipular con cuidado, ya que se dañan fácilmente. Se conservan durante unos días a temperatura ambiente, y varias semanas en el frigorífico. En este último caso, antes de consumirlas es conveniente atemperarlas para que resulte más sabrosa y dulces.
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