La agricultura ecológica es un sistema para cultivar una
explotación agrícola autónoma basada en la utilización óptima de los
recursos naturales, sin emplear productos químicos de síntesis, u
organismos genéticamente modificados (OGMs) -ni para abono ni para
combatir las plagas-, logrando de esta forma obtener alimentos orgánicos
a la vez que se conserva la fertilidad de la tierra y se respeta el
medio ambiente. Todo ello de manera sostenible y equilibrada.
Los principales objetivos de la agricultura ecológica son trabajar
con los ecosistemas de forma integrada; mantener y mejorar la fertilidad
de los suelos; producir alimentos libres de residuos químicos; utilizar
el mayor número de recursos renovables y locales; mantener la
diversidad genética del sistema y de su entorno; evitar la contaminación
a resulta de las técnicas agrarias; permitir que los agricultores
realicen su trabajo de forma saludable.
La producción ecológica
está regulada por una estricta normativa de la Unión Europea, que recoge
exigencias en materia de producción vegetal, animal, así como de
inspección, certificación y etiquetado. El resultado es que los
alimentos ecológicos están sometidos a unos controles adicionales,
realizados por entidades de certificación autorizadas e independientes,
que garantizan su autenticidad.
Los productos agrícolas ecológicos son buenos porque:
- Son alimentos naturales, saludables y con todas sus propiedades nutritivas
- Por su sabor y diversidad
- Son de calidad certificada
- De producción sostenible
- Evitan la contaminación y favorecen la biodiversidad
- Contribuyen al desarrollo de las zonas rurales
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