Buscar artículos en este blog

Cabecera

viernes, 16 de febrero de 2018

Tratamientos para calmar dolores en las rodillas

Hola amig@s!, volvemos para que terminesis la semana y podais empezar la proxima con un poquito mas de salud!, aquí os dejamos algunos consejos interesantes.
Las rodillas son indispensables para mantener el equilibrio y la estabilidad de todo nuestro cuerpo, sobre todo porque son las encargadas de favorecer la flexibilidad de nuestras piernas, y sin ellas no podríamos caminar, saltar, agacharnos, sentarnos, pararnos entre las muchas actividades que las mismas nos permiten.
Encontraremos en las rodillas dos tipos de lesiones, las leves y las complejas, entre las primeras tenemos, tendinitis, que es un dolor en la parte frontal que empeora al subir o bajar escaleras, bursitis, que es la inflamación en exceso, la inflamación de los meniscos, y los esguinces o lesiones menores en los ligamentos, cuando padecemos de algún tipo de torceduras. Entre las lesiones complejas encontraremos, desgarro o ruptura de meniscos, que presenta un dolor lateral, ligamentos cruzados, que provocan hinchazón e inestabilidad, problemas de rótulas, y artrosis, que es un dolor intenso que se alivia con reposo.
Todo deportista ha sufrido en algún momento alguna lesión articular como consecuencia de un exceso de ejercicio, un mal entrenamiento o un calentamiento previo inadecuado. Son lesiones molestas, que cursan con dolor e inflamación provocando que el deportista tenga que cesar su actividad para conseguir una adecuada recuperación.
Pero, ¿qué puede hacer la alimentación en este aspecto? Una buena salud articular también depende de una correcta alimentación, ya que algunos alimentos poseen ciertas propiedades que pueden ayudar a mantenerla.
Agua – Las articulaciones están bañadas de líquido sinovial, que permite reducir la fricción entre los cartílagos y otros tejidos, acolchándolas y lubricándolas en el movimiento. La ingesta de agua contribuye a sintetizar el líquido sinovial y conseguir una adecuada lubricación a nivel articular. Por ello, es muy importante realizar una ingesta adecuada de agua o bebidas isotónicas antes, durante y después del ejercicio. Beber 2L de agua al día es suficiente para cubrir las necesidades del organismo.
Cebolla y similares – Las hortalizas del género allium (ajos, cebolla, puerro, ajos tiernos, etc.) son ricas en azufre, mineral necesario para la formación de colágeno y otros elementos que constituyen los huesos, cartílagos, tendones y ligamentos. Varios autores han comprobado, que en ejercicios de alto impacto la demanda de azufre, por parte del organismo está aumentada, observándose un enlentecimiento del proceso de reparación articular en dietas pobres en este mineral. Otro tipo de alimentos ricos en azufre son todo tipo de coles y espárragos. Es preferible, que no fallen en tu dieta.
Pescado azul – El pescado azul tipo atún, caballa, sardinas, salmón, etc. es rico en ácidos grasos omega-3, un potente antiinflamatorio que actúa inhibiendo la síntesis de sustancias mediadoras de la inflamación. Por otro lado, aunque no tenga un efecto antioxidante directo, los ácidos grasos omega-3 ayudan a proteger a las membranas celulares de los efectos nocivos de los procesos oxidativos que se producen durante la práctica de ejercicio físico. Para cubrir las necesidades de este tipo de grasas, es aconsejable consumir al menos 2 veces a la semana este tipo de pescados. Otras fuentes de omega 3 son los frutos secos (especialmente las nueces) y semillas (semillas de lino).
Alimentos ricos en vitamina C como la fresa, kiwi, naranja, tomate, pimientos crudos, brécol, perejil, etc. Esta vitamina junto con los omega-3, inhibe los procesos que cursan con inflamación en el organismo. Así mismo, contribuye en la síntesis y mantenimiento del colágeno y del cartílago, estructuras que forman parte de las articulaciones. Además, la papaya y piña (frutas ricas en vitamina C), contienen papaína y bromelina, sustancias con un alto poder antiinflamatorio. El consumo de fruta y verdura debe ser diario y, de las 5 raciones diarias recomendadas, al menos, una de ellas debería estar compuesta por verduras crudas ricas en vitamina C y otra por las frutas nombradas anteriormente.